Sebastián, un ladrón de poca monta que acaba de salir de la cárcel, decide buscar trabajo en la pequeña empresa "Isolina, Productos del Mar". Evidentemente, no es lo que quiere hacer en la vida, pero algo le dice que el dueño de la empresa, Regueira, no ha comprado su Jaguar solo vendiendo mariscos. Gracias a un truco, llega a conocer al gerente de la fábrica, Raúl, y es contratado. Pronto obtiene la información que necesita de Raúl: el pescado congelado es solo una tapadera para un negocio altamente lucrativo. Tras esto, Sebas mata a Raúl y le dice a Reguiera que lo hizo porque "no tenía otra opción": esa entrega de sepia rellena de cocaína estaba a punto de acabar en la comisaría de la ciudad de Vigo. Regueira no cree esto por completo, pero pronto descubre que este joven con la mitad de sus dientes desaparecidos tiene agallas, por lo que decide nombrarlo su asistente. Poco a poco, Sebas cambia su apariencia, consigue ropa nueva, dientes nuevos y gana la confianza de su jefe. Cuando Regueira elimina su mano derecha, Antonio, Sebastián toma su lugar. Ahora parece haber alcanzado la cima, o casi. Pero Sebastián, tan inteligente y despiadado, ignora que es parte de un juego más grande, demasiado grande para él.